En sus respectivos hogares y en casas diferentes pero vecinas, durante toda la vida, desde niños, Adalberto y Eleonora vivieron en esa empinada y sesgada vĂa corta de una cuadra larga. Cuando lotearon la inmensa finca Bello Horizonte, por sus vistas privilegiadas en ese entonces, y la convirtieron en el barrio popular donde sus primeros habitantes fueron trabajadores de la Empresa Capital de Servicios de Aseo, por ahĂ bajaba un impetuoso arroyo que en invierno lo inundaba todo y amenazaba la estabilidad de las cimentaciones, las vĂas y la megaempresa ladrillera, pocas cuadras abajo.
El realismo mĂ¡gico podrĂa tener diversidad de conceptos como cruces de caminos y riscos puede uno toparse en las montañas de la literatura universal, con mayor razĂ³n cuando se camina con alpargatas raĂdas o hasta descalzo.
CĂ³mo olvidar, ChaguanĂ del alma, ese inconfundible y exquisito sabor a mango maduro… esos de color entre amarillo amanecer y naranja de arrebol que colgaban, insinuantes y provocativos, de las ramas sobre la polvorienta carretera; allĂ¡, entre los cafetales de Corinto, camino a Las Sardinas… Fruta tentadora que cogerla, morderla, devorarla y correr para que Campo ElĂas Rivera no nos echara los perros era una aventura imposible de evitar, en ese entonces de lĂºdica e inquieta niñez, añorada hoy, cuando el atardecer aminora el paso y ahoga el aliento.
Se sincero, equitativo,
real y autentico,
firme en tus convicciones,
no una veleta al viento.
Trabaja en la construcciĂ³n de tu ser,
en la formaciĂ³n del carĂ¡cter
y el crecimiento del espĂritu
siempre con actitud positiva...
Apacible y misterioso,
mĂstico y sereno,
profunda e insondable
expresiĂ³n de libertad.
Eres vida y eres muerte,
cerĂºlea contradicciĂ³n
entre longevidad eterna,
y lo efĂmero y fugaz...