Melisa Nungaray nos invita a acompañarla en su viaje por un cosmos de simbolismos en el que la naturaleza resulta ser su protagonista y el lenguaje el vehículo para expresarse. Nos hallamos ante un poemario que desde la primera página se muestra íntegro, libre y cautivador.
¡Disculpen la interrupción! No figuro en la lista de invitados. Permítanme, por favor, decir unas palabras.
Familia y amigos, necesito pedirles en este instante sublime que intentemos dejar de lado aquellas circunstancias del ayer que marcaron el sendero de nuestras bifurcadas vidas. Les ruego que escuchen con devoción y humana comprensión estas frases que, inevitable y atropelladamente… ¡a borbotones!, manan de mi compungido corazón de papá. De este padre que asiste sin invitación a la boda de su por siempre idolatrado hijo.